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Capitulo Diez
Capitulo Diez
El sol ascendía sobre el horizonte de picos nevados cuando
decidimos continuar la marcha.
Durante la noche había encendido una o dos veces por un breve
periodo de tiempo mi celular para leer los mensajes recibidos y enviar mi
posición actual y las novedades; en realidad cuidaba mucho la carga de la batería
del teléfono (Más allá de contar con repuesto) para que me fuera útil el resto
de la travesía.
Luego de escalar un rato por un angosto sendero detuvimos el
avance.
Rosana encendió su celular y se comunico con uno de sus
colaboradores, que mediante rastreo satelital le informaba que habían detectado
a un hombre que venia descendiendo por el mismo sendero donde nosotros tratábamos
de avanzar: Se suponía que se trataba del Eremita me comento luego…Solo nos
restaba esperar afirmo Rosana y asentí con una sonrisa.
La tome de la mano y le dije-Sabes
una cosa, anoche mientras vos descansabas y yo te contemplaba en silencio
cumpliendo mi guardia en la gruta; te escribí un poema, me permitís recitártelo-
Oh claro que si Jorge exclamó mi compañera de viaje.
Me senté en una roca y tomando el papel de mi mochila se lo leí.
(continuara en un próximo capitulo)
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